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Pedro Fernández Alén

Presidente Fundación Laboral de la Construcción


A nadie se le escapa que vivimos tiempos volátiles, complejos y peligrosamente imprevisibles. Y todo el mundo sabe que esa incertidumbre puede convertirse en el peor de nuestros enemigos, obligándonos a permanecer atentos desde múltiples ámbitos y perspectivas.


El estallido de la pandemia, Filomena, la invasión de Ucrania… Vivimos días históricos por encima de lo hasta ahora razonable, como la erupción del volcán Cumbre Vieja, que nos dejó en la memoria tremendas e inolvidables imágenes de la devastación que aún hoy condiciona la vida en la isla de La Palma y sigue comprometiéndonos a todos a un esfuerzo de solidaridad y acción.


Médicos, bomberos, psicólogos, vecinos de toda índole y condición entregados a las labores de auxilio a las víctimas. Imágenes de doble frente que nos mostraban una especie de lucha entre David y Goliat. Por un lado, la fuerza y ferocidad de un volcán incontrolable y desatado. Por el otro, personas dispuestas a dejarse el alma y la piel por ayudar a los más necesitados.


La erupción hizo mover conciencias, tanto en términos económicos como humanos. Y su sonido aún resulta tenebroso. Además de requerirse un importante incremento de la inversión pública para compensar los daños causados e impulsar la recuperación del tejido social y económico de la isla, desde el sector privado no hubo dudas sobre la urgencia de ser más solidarios y humanos aún con los más damnificados.


En ese ámbito discreto de seguir haciendo, aunque no necesariamente se divulgue, es donde se mueve el impresionante despliegue de la respuesta del sector de la construcción español ante esta compleja situación. Y debo decir, con orgullo de pertenencia, que una parte muy concreta de nuestra economía, fundamental para generar otro tipo de efectos tractores, está teniendo un protagonismo singular.


Es el caso de la agrupación Construcción al Límite con Materiales Avanzados, denominada CALMA, como parte de la respuesta que las empresas del sector de la construcción quieren dar para ofrecer una reacción innovadora, eficiente y sostenible a situaciones de emergencia tras catástrofes naturales o humanas.

CALMA ha sido impulsada por dos empresas innovadoras del sector, Baublock y Bim Academy, y ha nacido para ser una herramienta útil como actividad auxiliar y complementaria a la llevada a cabo por sus socios, cuyo objeto radica en impulsar sinergias para la proyección, gestión, promoción y construcción de distintos modelos de vivienda unifamiliar y plurifamiliar con materiales avanzados de construcción, posibilitando al conjunto de la sociedad dar una respuesta real, rápida, eficiente y de vanguardia en los escenarios que han resultado golpeados por un desastre o catástrofe, ya sea provocada por la naturaleza o los humanos.


En este sentido su proyecto piloto se dirigirá a paliar los efectos adversos provocados por la erupción del volcán Cumbre Vieja, coordinando la prestación de servicios de todos los agentes implicados para auxiliar, facilitar, desarrollar y mejorar la creación de viviendas sociales como resultado de las actividades de sus socios, sin ningún ánimo de lucro, sin que las empresas obtengan ningún beneficio económico por ello.


CALMA quiere proporcionar las mejores opciones para crear proyectos constructivos colaborativos con todos sus miembros participantes; facilitar la gestión y logística para el acopio de materiales; impulsar actividades formativas sobre los materiales, productos y sistemas constructivos de las empresas agrupadas; y, por encima de todo, construir para demostrar que se puede y se debe hacer lo necesario y un poco más cuando toca nadar a contracorriente. La construcción en nuestro país demuestra con esta iniciativa que no sólo son un pilar fundamental de nuestra economía, sino que son un activo catalizador en nuestra sociedad.


Desde la Fundación, nuestro soporte a nivel formativo y de respaldo a esta iniciativa no puede faltar porque el proyecto integral que CALMA ofrece es un excelente ejemplo de cómo se organizan las empresas y los trabajadores y alumnos de la construcción para dar respuesta eficaz a situaciones de emergencia, mediante un proyecto de estas características, pionero en Europa.


El camino que el sector de la construcción español emprende con CALMA aboca a todos los agentes, empresas, trabajadores y profesionales del sector e industrias auxiliares a participar e involucrarse en esta experiencia de impulso económico y social colaborativo, innovador, eficiente y sostenible, y, especialmente, solidario, comprometiendo en plano de igualdad entre todos sus socios las decisiones estratégicas comunes.

Con calma, pero sin pausa. Así entre todos daremos soluciones nuevas a problemas sociales reales y vigentes, y reforzaremos también así el enorme papel de la construcción como referente activo de la responsabilidad social corporativa para un futuro mejor.

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